Apropiación-restitución y derecho a la identidad a través del cine
Guía fílmica sobre el caso argentino
Frente a la búsqueda de niños desaparecidos se articulan distintas disciplinas científicas: la genética, que demuestra la identidad incluso en ausencia de la generación intermedia –el llamado “índice de abuelidad”; la antropología forense, que permite verificar embarazos y partos a partir del estudio de restos óseos de las personas asesinadas; el derecho, que establece las premisas legales de la restitución de identidad y el castigo a los responsables del ilícito de apropiación; la psicología y el psicoanálisis, que fundamentan el sentido profundo que tiene para las personas el conocimiento de sus orígenes y las marcas de una filiación.
Pero todos estos saberes se encuentran atravesados por un factor que no forma parte del concierto científico: la actividad política y social de las Abuelas. Ninguna de las disciplinas antes mencionadas se hubiera ocupado del tema de la restitución de no haber existido el acontecimiento de los pañuelos blancos en torno a la Plaza de Mayo.
Ello hizo posible un movimiento cultural y social que se expresó en el teatro, la música, la literatura, las artes plásticas, y especialmente el cine. A través de ficciones y documentales, el tema de la apropiación y la filiación falsificada llegó al gran público, incluyendo fenómenos realmente masivos, como lo fue en su momento la serie televisiva “Montecristo”.
¿Qué nos dicen estas narrativas sobre el derecho a la identidad y sus complejos procesos subjetivos? Lo que sigue es una recorrida por una serie de películas emblemáticas que desde 1985 pueblan las pantallas. Una investigación en curso, que es a la vez búsqueda estética y vía regia para la indagación ético-clínica.
Juan Jorge Michel Fariña
La cuestión de la apropiación de niños y la filiación falsificada no ha sido una temática que ha quedado exenta de ser tratada por la industria cinematográfica. El caso argentino ha sido un tema de interés para su tratamiento desde la “Historia Oficial” que ha recibido la estatuilla del Oscar en 1986 hasta los nuevos escenarios y documentales. Se ha procurado, por dicho medio, dar visibilidad a aquello que nunca quiso ser reconocido: el tratamiento dado a los niños durante la última dictadura militar. Era impensado para la sociedad de aquella época que la apropiación de niños y la vulneración de identidades aconteciera, pese a tener frente a sus ojos otros modos en que se alteraba la filiación de la mal denominada minoridad, echando mano para ello a la situación de pobreza y desamparo en que los niños se hallaban.
Así, a la idea que se tenía respecto de algunos padres biológicos como negligentes o incapaces se sumó la expresión padres subversivos para justificar el despojo a ellos de su condición de tales. Condición para el patrocinio de acciones como la privación del contexto familiar que les correspondía, del lugar de deseo que ocupó cada uno de esos niños, sino también, de las marcas que constituirían su identidad. Todas ellas tienen en común el querer volver otros a esos niños con sólo cambiarlos de sistema filiatorio.
Planteemos en un sentido fuerte que el cine es escritura y que de lo que se trata allí es de leer más allá de la fascinación que puede provocar la imagen ofrecida a la vista. Y ahí cierta ruptura –ante nuestros ojos- se produce en el juego entre identificación, fascinación y singularidad, permitiéndonos acceder a espiar diversas modalidades en que la filiación aparece: velada y re-velándose incansablemente a lo largo de cada proyección.
Propondremos que el cine fascina porque se trata de del trompe-l'oeil, un atrapa ojos, “éxtasis del objeto real en su forma inmanente, y añade al encanto formal de la pintura el encanto espiritual del señuelo, de la ilusión, del engaño de las formas”. ¡Pero cuidado! No se trata únicamente del objeto proyectado y la identificación que en la sala acontece, sino que lo que se pone en juego es la experiencia del inconciente pontificio, aquel que tiende puentes ante la presencia de objetos disonantes y que nos conduce a dormir en los signos del otro… que puede llegar hasta arrastrarnos hacia sus propias pesadillas. Y hacia allí nos dejamos conducir por el director y su proyección. Ese es el señuelo, el atrapa ojos (trompe-l'oeil).
No obstante, no podemos desconocer que cada proyección nos transporta a una realidad desconocida, negada y denunciada por las Abuelas de Plaza de Mayo en la constante búsqueda de sus nietos, en este caso, en procura de hacer entrar en la escena el derecho a la identidad. Un derecho humano. Convocándonos luego de leer a responder por ello. Y es que el dilema y el problema ético ya han sido expuestos a nuestra mirada y lectura.
Quizás como sostiene Agamben el cine sea “la recuperación del gesto que la sociedad realiza” una recuperación que como plus de gozar aporte más allá del sueñuelo la posibilidad de trazar un camino singular. Una batalla que se libra cada vez que la luz de la pantalla ilumina la escena, cada vez que nos entregamos al señuelo que cada film nos lanza. Pero no por ello nos deja espacio para quedarnos dormidos.
María Elena Domínguez
A través de las diversas propuestas de estas narrativas en torno a la apropiación de niños acontecida durante la última dictadura cívico-militar argentina, podemos pensar de qué modo se familiariza lo siniestro y, fundamentalmente, retomar la pregunta freudiana: "¿cómo es posible que lo familiar devenga ominoso, terrorífico, y en qué condiciones ocurre?" para reflexionar sobre el alcance de lo ominoso desde dos perspectivas. Por un lado, respecto a lo siniestro del crimen filiatorio impuesto por los apropiadores y por otro, en cuanto al sentimiento de inquietante extrañeza que emerge en la persona que ha sido vulnerada cuando esa mentira se resquebraja. Proponemos una lectura del anoticiamiento de la estafa y de los complejos entramados psíquicos que intervienen en los procesos de restitución de la identidad, valiéndonos del cine como estrategia para abordar los dilemas éticos que allí se suscitan.
Lucía Amatriain
Coordinación general:
María Elena Domínguez
Juan Jorge Michel Fariña
Investigación y compilación:
Irene Cambra Badii
Lucía Amatriain
Grisel Lenci
Año: 1985
Director: Luis Puenzo
Año: 2000
Director: Poli Nardi
Año: 2001
Director: Fito Páez
Año: 2003
Director: Luis César D´Angiolillo
Año: 2005
Director: Marcos Bechis
Año: 2009
Director: David Lipszyc
Año: 2010
Director: Sabrina Farji
Año: 2010
Director: Víctor Jorge Ruiz
Equipo de becarias y becarios:
Natacha Salomé Lima
Alejandra Tomas Maier
Paula Mastandrea
Florencia González Pla
María Paula Paragis
Sebastián Piasek
Delfina Martínez
Magalí Legarralde
Cristian Valenzuela Oliva
Lucía Amatriain