
Vidas privadas
Después de haber vivido veinte años en Europa, Carmen regresa a Buenos Aires para ver a su padre enfermo. Esto moviliza los recuerdos de un pasado que marcó los aspectos más íntimos de su vivenciar. La historia pone de manifiesto un aspecto terrorífico de lo ominoso al retratar el primer encuentro sexual de Carmen luego de haber estado detenida en un centro clandestino, situación que se le vuelve insoportable al comprobar la identidad de su partenaire. Es en este punto que lo Unheimliche se torna horroroso. Como sitúa Theodor Reik (1929), esto sucede cuando la intensidad del estímulo se incrementa de manera tal que el sujeto queda expuesto sin protección frente a aquello que reprimió anteriormente. La intensidad se vuelve comprensible por el hecho de que se recurre a un antiguo material reprimido. El terror indica entonces que lo que alguna vez temimos, negamos y desterramos de nuestro pensamiento, sorpresivamente se hizo realidad: “La oscura desgracia que aguardábamos inconscientemente, de pronto se hace presente”.
Ver artículo: Privado de vida. El trastocamiento de lo humano, por Lenci y Domínguez.
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