Cine y psicoanálisis
Existe una frase de Lacan, referida por un paciente suyo, que dice: "el psicoanálisis es como las novelas cortas: permite obtener efectos de estilo". Efectivamente, la intervención de un analista no consiste en largos discursos, sino en intervenciones que, haciendo economía de las palabras, conmuevan al sujeto. La referencia al género de la nouvelle, o novela corta, va en esa dirección. En la misma línea, la expresión de Christine Angot, a propósito de su novela corta Una semana de vacaciones «Le cinéma dans la tête, c'est a dire, la pensée» es también sugerente y ya nos ambienta en un sentido posible para la relación entre cine y psicoanálisis. ´El cine en la cabeza, es decir, el pensamiento´, supone definir al pensamiento como el cine que tenemos en la mente, o si se prefiere, “la película que nos hacemos” sobre la existencia. Un paso más nos lleva a las palabras de Eric Laurent (1995) quien propone “hacer del sujeto el vacío del haiku de su enunciación”. La expresión hace referencia a la tensión entre el enunciado y la enunciación. El primero da cuenta de lo dicho, mientras que la segunda introduce la dimensión del decir, que se abre a la cadena significante. El “vacío del haiku” es así una hermosa imagen que nos abisma a la potencia de este género poético japonés: una agudeza que permite anudar y a la vez soltar efectos de sentido. A la manera del Witz freudiano ofrece, de alguna manera, la simultaneidad entre la realización de la intención del sujeto en el mensaje y el alcance del punto A (Otro) acogiendo la formación significante (Miller)”.
Análogamente, estas miniaturas, que van del haiku, pasando por los “tres twits”, hasta textos brevísimos, dan testimonio del efecto de transferencia con los filmes trabajados y nos abisma a un nuevo género de producción académica. En las antípodas del “abstract”, el género recupera, potenciándolo, el valor del ensayo, definido por Alfonso Reyes como «el Centauro de los géneros». O la de Andrenio, quien sostuvo que «el ensayo está en la frontera de dos reinos: el de la didáctica y el de la poesía, y hace excursiones del uno al otro». Y finalmente la de Eugenio D’Ors, que lo nombró como la «poetización del saber».
Black Mirror: