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Cine y psicoanálisis
Striking Vipers

Striking Vipers

Por Daniel Bustamante Vento

Un artefacto, “accesorio”, que en su  versión imaginaria toma la forma de un regalo de cumpleaños, parece tener la función de ser una suerte de llave de paso de lo real. El escenario, el combate, empieza a establecer un “allí” que compite por inscribirse en alguna parte. De pronto, la espacialidad se convierte en la proyección de un cuerpo, de un cuerpo que goza pero también de un cuerpo que es psiquismo. Lo próximo está lejos, lejos de quedar limitado al juego del adentro o el afuera, de la realidad o la fantasía, del todo o nada, etc. La lucha no culmina con la derrota de alguno de los contrincantes, por el contrario, inaugura un encuentro.

Precisamente, lo que inicialmente se trata acerca de dos rivales enfrentados, se va tornando en una especie de triángulo amoroso. El juego es otro cuando emerge lo imposible y pone al sujeto en problemas. La sorpresa va de la mano del acontecimiento y las escenas avanzan prestando escenario a lo contingente.

La cuestión de esta “extensidad” corporal, que pareciera “nada sabe de eso”[1] y que tampoco puede explicarse, se pone a trabajar a lo largo de todo el capítulo. Algo insiste, siendo lo más íntimo en cada uno de los personajes, habitándolos y fundándolos casi de un modo tanático. Su grito es silencioso pero no deja de escucharse.

Hay cuerpos, goces, malestares, angustias, pero también un deseo. ¿Qué pasa cuando empieza el conteo que anuncia el inicio del combate? ¿Qué otra contabilidad se pondrá en juego cuando el sujeto se encuentra ante una elección?   

 

 

[1] Freud, S.: “Conclusiones, ideas, problemas” (pág. 302), Amorrortu, Bs. As.

Por Alejandro Goldin

Striking vipers nos plantea un escenario en donde lo virtual y la tecnología introducen un nuevo punto de análisis. La sexualidad humana, en tanto perversa polimorfa como señalara Freud, escapa a todo tipo de definición desde la biología. ¿Qué lugar ocupa la sexualidad virtual en los acuerdos de una pareja en la vida "real"? Pregunta que aunque sin ser formulada podemos construir en el personaje de Danny. En esta ficción, la posibilidad de dar lugar a lo nuevo será lo que permita dar cauce a nuevas formas de satisfacción articuladas al deseo en el marco de un acuerdo de amor.

 

En el capitulo “Striking vipers” de la serie Black Mirror, los estereotipos vuelven a cuestionarse. Como la serie acostumbra, el avance de las tecnologías y los posibles universos distópicos son protagonistas. En este punto, lo que se analiza es el entrecruzamiento entre la tecnología, lo virtual y la sexualidad. En tanto surgida a partir del efecto de lo simbólico en lo real, se encuentra atravesada y vehiculizada en el horizonte de una época. Conflictiva y de discursos diversos, la misma, a partir de las teorizaciones de Freud y Lacan, puede ser analizada desde una perspectiva distinta en donde la singularidad pueda encontrar su cauce. La introducción en la trama de un nuevo dispositivo de realidad virtual en el cual los dos amigos pueden volver a jugar un videojuego como lo hacían hace 11 años plantea el escenario a una nueva forma de satisfacción ¿entre ambos? Si bien el episodio aborda esta pregunta en algunas escenas, la misma no termina de dar respuesta y se sostienen tanto la relación de los dos amigos en la vida real, y la de los personajes que eligen dentro del videojuego, no sin el efecto de la tecnología sobre sus cuerpos. En el mismo la pregunta por el Otro goce es abordada también, pero de formas diferentes. Danny dirige su pregunta a Karl en tanto este se ubica virtualmente en el cuerpo de una mujer, quien no deja de lado su vivencia como hombre para realizar una comparación e intentar dar una respuesta. También se aborda la pregunta por el significado de fidelidad en una pareja, y en la escena de la cena por el aniversario de la pareja, la misma nos interroga como espectadores ¿Qué lugar ocupa la sexualidad virtual en los acuerdos de una pareja en la vida real? Pregunta que aunque sin ser formulada podemos construir en las escenas que atraviesa el personaje de Danny. Si bien su enunciado es que no le ha sido infiel a su pareja, podemos leer a partir de sus acciones que algo de los sucesos virtuales con su amigo lo ha puesto en conflicto respecto de su deseo.

 

“Mejor pues que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época. Pues ¿cómo podría hacer de su ser el eje de tantas vidas aquel que no supiese nada de la dialéctica que lo lanza con esas vidas en un movimiento simbólico?” (“Función y campo de la palabra y el lenguaje” en Escritos 1, Siglo Veintiuno Editores, Bs. As., 1988, p. 309.

 

A partir de estos desarrollos y esta cita de Lacan, podemos reflexionar acerca de nuestra posición como analistas respecto de la subjetividad de la época en la que vivimos. En la complejidad respecto del concepto de cuerpo, o de los cuerpos para el psicoanálisis, va a ser clave la amplitud del concepto mismo y sus alcances, de forma tal de ubicarlo de una manera que abarque y permita pensar respecto de los efectos de las tecnologías virtuales en los modos de goce de los seres hablantes contemporáneos. De esta forma, categorías como sujeto en tanto efecto de la articulación significante, inconsciente, culpa o responsabilidad subjetiva se hacen presentes en la trama posmoderna de la serie, la cual suma a la complejidad de la estructura nuevas perspectivas que entran en dialogo con otras identificaciones de los sujetos. En esta línea, los personajes masculinos de la serie se preguntan acerca de su elección sexual en tanto identificación. “¿Acaso ahora somos gays?” le pregunta uno al otro. Y la respuesta para ellos no será ni sí ni no, ya que la misma no da lugar a lo nuevo que ha surgido a partir de la virtualidad. Será necesario un movimiento para superar la dicotomía.

 

En la actualidad, la preponderancia de la imagen subvierte las configuraciones de la idea de cuerpo y de goce. ¿Cómo pensar en este escenario el sintagma lacaniano de que "un cuerpo es algo hecho para gozar, gozar de sí mismo"? (Lacan, J."Psicoanálisis y medicina", 1966, Intervenciones y textos, Manantial, Argentina, 1985). Podemos pensar q lejos de complejizarse, a partir de la época esta definición cobra mayor valor analítico.

Por Silvina Chamorro

Striking Vipers (¿víboras de ataque?)


Un nuevo capítulo en el cual la última tecnología forma parte de la realidad de las personas: sus relaciones, vínculos, encuentros. Mediatizados y facilitados por herramientas que ofrecen un "bonus", una prótesis imaginaria a aquello que cojea en otro orden, otro registro.


En esta ocasión, sirviéndonos de la realidad virtual y los juegos de rol, se abre paso a la posibilidad de elegir un avatar, estar en otro cuerpo, hasta sentirlo, estar en otro lado, incluso desaparecer. "No hay nada igual. En el juego es diferente" dice uno de los personajes. Es que en lo real, se lucha con los avatares de una vida en pareja, una aburrida vida familiar,  donde los sacrificios, la adultez, o la soledad aparecen como aquellos golpes que los dejan fuera de juego, sin lugar para el deseo o la sexualidad.

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